Hoy voy a contar como mi vida pasó de lo tradicional a lo excepcional y como la frustración y la crisis trajo consigo la oportunidad.
Hace 7 años tuve que cerrar dos negocios, uno de telecomunicaciones y otro de publicidad debido a la crisis. Pensando qué hacer y sin muchas ideas ni dinero en el bolsillo, me presentaron un negocio que, siendo sincero, al principio me sonó raro. No conocía este tipo de negocios ya que provenía del mundo de la empresa tradicional.
Era un negocio basado en un sistema que dependiendo del país o idioma podía denominarse network marketing, multinivel o mercadeo en red. Como no conocía la industria me puse a investigar en internet y me encontré con la sorpresa de que en España era juzgado por ciertas personas como sistemas piramidales.
Lógicamente, y como le ocurrirá a todo el que investiga y se encuentra con estas críticas negativas, esto me hizo reaccionar. Pero como la situación en la que me encontraba era bastante crítica, tuve que ahondar más en mi investigación para tomar una decisión adecuada no fundada solo en opiniones, sino en hechos. Fue cuando me di cuenta de que lo que la gente juzgaba como pirámide lo hacía, de forma despectiva, por el desconocimiento.
Cuando quise saber más y me dediqué a estudiar este sistema, entendí que había estado perdiendo mucho el tiempo y el dinero en hacer lo que la sociedad siempre nos ha inculcado desde chicos, por lo que este sistema empezó a abrirme las puertas de un nuevo modelo de negocio.
¿Por qué ahora solo veo viable y más atractivo el MLM? La respuesta a esta pregunta es sencilla, por mi propia experiencia. Cuando era empresario tradicional, para iniciar cualquier negocio siempre debía tener un dinero considerable, debía crear departamentos para dar cobertura a toda situación empresarial, y eso no estaba al alcance de todo el mundo. Hay que arriesgar mucho para conseguir el sueño de toda persona, que es la de tener éxito.
Cuando me presentaron el Network Marketing e hice el estudio, me di cuenta de que una empresa que haya creado los departamentos oportunos y tenga la estructura bien creada, puede utilizar el multinivel como sistema de distribución; ya que lo que se necesita es un sistema, liderazgo y un buen producto que ofrecer a las personas que quieran trabajar en ella.
La base fundamental para tener éxito en una empresa multinivel es, en cierta forma, la misma que en la de los negocios tradicionales. Triunfará siempre aquel que sea un buen jefe, que luche por sí mismo, pero aún más por su gente. Esto es una similitud con la forma de ser de los grandes empresarios. Un buen empresario es aquel que conoce a todos sus trabajadores, que se preocupa por ellos y que si ve que uno hace las cosas mal, no le echa la bronca, sino que se pregunta en qué ha fallado él como empresario, para que la otra persona no lo haga bien. El empresario modelo es aquel que para limar los fallos de su empresa, se hace continuamente autoexámenes para después dar con la clave y con ello llegar al éxito. Esto es claramente el líder de un MLM, aquel que se preocupa de su gente y no ansía ser líder, puesto que lo único que quiere es que su gente esté contenta con lo que hace. Esto hace que se cree un vínculo muy distinto, que da gusto encontrarse.
Por otro lado, el multinivel es también un sistema parecido al de las franquicias. La única diferencia es que el empresario crea todo los departamentos y el networker hace su trabajo, que es el de difundir y vender.
Lo mejor de todo, es que el MLM es el único trabajo en el que nadie te impondrá sus propias metas. Tú eres el único que decides que metas quieres tener, sabiendo que si uno se esfuerza puede encontrar su libertad financiera en poco más de dos años. Esto es lo maravilloso. ¿Qué empresa tradicional da eso hoy día? NINGUNA.