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Das magische oder tragische Leben?

Permitirme que empiece mi historia contando un cuento. “Érase una vez un conductor que se encontraba en una carretera secundaria conduciendo su coche junto a unos amigos. De repente, vieron cómo se acercaba otro coche en sentido contrario cuyo conductor iba haciendo extraños gestos. Al pasar junto a ellos el conductor les dijo varias palabras a través de la ventanilla, pero de éstas no se entendieron todas; la que mejor se percibió fue: cerdos.

Los que iban en el auto se sintieron ofendidos, e inclusive querían perseguirlos para replicarles. Pero medio se serenaron y prosiguieron la misma ruta, aunque molestos; diciendo que el mundo estaba totalmente agresivo, e inclusive aumentaron la velocidad por la ira.

A los pocos kilómetros de recorrido y ante su sorpresa, se encontraron con centenares de cerdos salvajes que estaban atacando a todos los coches en la carretera; por lo que tuvieron que retroceder y a duras penas escaparon del peligro”.

Estoy seguro que algo parecido te ha pasado a ti… ¡a mí muchas veces! El asunto es la interpretación que le demos a lo que nos pasa.

Esta historia tiene varias moralejas, pero la que más me gusta tiene que ver con una frase de Baltasar Gracián que resume muy bien lo que quiero decir: “Nada es verdad ni mentira, todo depende del color del cristal con que se mira”.

Hoy en día estamos viviendo lo que algunos llaman tiempos difíciles. Yo le llamo tiempo de no adaptación; tiempo de no entender que en cada momento nos tenemos que adaptar a las circunstancias que vivimos para poder seguir alimentando nuestros sueños.

Es muy triste oír que las personas han dejado de soñar; que ya no tienen ilusión por nada, que ya no les motiva nada y todo eso porque la vida les ha dado “dos o tres buenos derechazos”.

¿Y por qué nos ocurre esto? Fundamentalmente por miedo, por apatía, por banalidad y por necesidad de evadirse de la realidad.

Queridos amigos, la vida es muy corta para desperdiciarla. Hemos venido a esta vida a ser felices. Y a pesar de los problemas que nos puedan surgir, tenemos la obligación como seres humanos de adaptarnos a las circunstancias y centrarnos en seguir adelante. Tenemos que tomar responsabilidad de lo que nos sucede y centrarnos más en las soluciones que en los problemas.

Me encanta la frase de Anatole France que dice: “Si exagerásemos nuestras alegrías, como hacemos con nuestras penas, nuestros problemas perderían importancia”.

¡ÁNIMO! La vida siempre es mágica, pero hay que esforzarse en buscar esa faceta y a veces no es fácil. ¡Toma acción y ponte manos a la obra!

Yo tengo una receta que la comparto contigo. Lo primero que hay que hacer es olvidarse de las críticas, pues hagas lo que hagas te van a criticar; no tienes obligación de caer bien a todo el mundo. Céntrate en ser cada día mejor persona, brinda a todo el mundo afecto, respeto, tolerancia… Hay que sonreír siempre, pero con una sonrisa que salga del alma. Hay que saludar siempre con cordialidad, ser siempre humildes.

Sin duda tu puedes encontrar más “condimentos” a la receta, pero te aseguro que de esta manera, cada mal paso, cada aflicción que tengamos, será un motivo más para tomar fuerza y valor para continuar; disfrutando de todo lo que nos da la vida gratis, de nuestra familia, de los amaneceres y atardeceres, de la música, poesía, de una caricia… Pero sobre todo, de perseguir un buen sueño y de tener siempre la posibilidad de elegir una vida mágica o trágica.

Queridos amigos todos  tenemos las mismas 24 horas del día; unos las malgastan quejándose y otros las aprovechan luchando por sus sueños…

¿Y tú que prefieres? ¿Vida mágica o trágica? Un abrazo.

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